Si, como yo, tenéis el cabello graso, creo que este truco (si es que no lo conocéis ya) os vendrá genial.
Acostumbro a ducharme por las noches, al menos en invierno. Soy consciente de que, teniendo el cabello graso, sería mejor que lo hiciera por las mañanas, así evitaría que se ensuciara el pelo mientras duermo. ¡Pero sienta tan bien una ducha/baño antes de irse a dormir...! Y para que nos vamos a engañar, por las mañanas prefiero dormir media hora más en lugar de levantar el culo de la cama para ir a la ducha, jaja.
Me lavo el pelo día sí, día no. Entonces, al día siguiente de lavarlo, está genial, pero al otro... ¡desastre total! Así que...echo mano de los polvos de talco.
¿El truco?
Sí, sí, habéis leído bien, polvos de talco, de los de bebé de toda la vida. Para mí, son sustitutivos del champú en seco y, más económicos y duraderos.
Podéis utilizar una marca cualquiera, yo he probado con varias marcas y el resultado es siempre el mismo, así que os recomiendo que compréis una marca blanca o una marca baratita.
¿Cómo lo aplico?
Primero, me cepillo bien el pelo.
No acostumbro a echar el talco directamente sobre el pelo, sino que echo una cantidad considerable en la palma de mi mano, froto una mano con la otra para eliminar el exceso y luego, lo aplico en el cabello. Sólo lo echo en la raíz, en las zonas en las que el pelo está graso.
Luego, no vuelvo a cepillar, sino que de doy un poco de forma con las manos para que se eliminen los restos de talco y... ¡voilà!
Si tenéis este problema, probadlo, veréis que es súper rápido y que los resultados son geniales. El bote de talco es mi aliado desde hace muchos años ya.
¡A mimarse mucho!
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